miércoles, 15 de septiembre de 2010

LA REINA MARÍA LIONZA


María Lionza o Yara es una figura mítica-sincrética autóctona del folclore venezolano. Representada popularmente como una diosa o reina, María Lionza es la figura central del llamado espiritismo marialioncero, culto en el que se mezclan ritos y creencias católicas, espiritualismo indígena y deidades afri-canas, y que ha absorbido elementos de santeria, la religión yoruba, el vudú y elementos de místicos y teológicos de origen desconocido.
María Lionza es venerada como diosa de la naturaleza, el amor, la paz y la fortuna, aunque los seguidores del culto también la invocan para pedir favores económicos, de salud, o provocar daños a terceras personas.
A pesar que se le cree de origen indígena, comúnmente se le representa como una mujer blanca con una corona de oro en la cabeza, una rosa y un banderín en la mano derecha. El banderín tiene escrito su misión como diosa (Protectora de las aguas.
Diosa de las cosechas). No existe documentación histórica sobre la mujer representada, pero existen numerosas teorías contemporáneas sobre el origen del mito basadas en la tradición oral venezolana. Estas historias, aunque diferentes, coinciden en que María Lionza, como ser sobrehumano, habita las montañas de Sorte en el estado Yaracuy, de donde el culto se extendió al resto del país alrededor del año 1900. Por esta razón, la región de Sorte es un sitio de peregrinación constante de los creyentes del culto marialioncero.
A mediados del Siglo XX, el gobierno de Marcos Pérez Jiménez y la iglesia católica de Venezuela trataron de erradicar el culto a María Lionza. Entre los esfuerzos estuvo el nombramiento de la Virgen de Coromoto como patrona del país en 1952. Aunque la erradicación no fue exitosa, tuvo el efecto de convertirla de figura de adoración pagana en símbolo cultural de la nación. En 1953 el gobierno de Pérez Jiménez levantó en Caracas una escultura con la imagen de María Lionza sobre una danta. La obra del escultor venezolano Alejandro Colina es de una mujer de rasgos indígenas con los brazos extendidos al cielo sosteniendo una pelvis femenina como símbolo de fertilidad. A sus pies la danta aplasta unas serpientes como símbolos de envidia y egoísmo. Se encuentra en la Autopista del Este al lado de la Universidad Central de Venezuela. (Venciclopedia).

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